Gaspar Llamazares tenía dos opciones para una salida digna después del monumental fracaso electoral de las generales: 1) asumir su responsabilidad –no la única, pero sí la principal- y presentar la dimisión en los días siguientes al 9 de marzo, dando paso provisionalmente a una comisión gestora; 2) seguir en el cargo de coordinador hasta rendir cuentas en la Asamblea por la gestión de los últimos cuatro años.
Gaspar Llamazares no ha tenido la suficiente dignidad para hacer ni una cosa ni la otra. Después de mantenerse para intentar apuntalar la posición de los suyos, al ver como se resquebrajada la mayoría que le sustentó y sabiendo que podía recibir un voto de castigo en el informe de gestión, ha decidido escurrir el bulto a pocas semanas de la Asamblea.
Entiendo a quien pide que no hagamos ahora leña del árbol caído, pero como militante de IU creo tener el derecho de despedirlo haciendo en pocas líneas, y en este blog personal, un balance de su etapa como coordinador (porque el escaño no lo suelta).
Voté a Gaspar Llamazares en dos asambleas federales porque me sentía identificado con su discurso. Decía cosas muy razonables y daba una buena imagen hacia el exterior, ambas virtudes de las que estábamos necesitados. Y aunque eso no haya cambiado mucho, no creo que pueda apuntársele en el balance positivo de su gestión. Porque las buenas palabras no se han correspondido con los hechos que nos han conducido al desastre como organización. Y porque su cara de chico bueno –y la de malote del otro- no ha servido para proyectar a IU sino que ha sido utilizada por los medios –y por el propio staff de Gaspar- contra la otra parte de IU. El País y Público lo echarán de menos.
Con el paso del tiempo, Gaspar Llamazares será recordado como el coordinador que llevó a IU a la ruina electoral más absoluta: un único diputado, él mismo. Me parece injusto, pues no tengo la convicción de que otro en su lugar hubiera cosechado mejor resultado. Para mi, Llamazares será siempre el coordinador que forzó la aplicación de los estatutos para ser reelegido en 2004 y no convocó la siguiente Asamblea a su debido tiempo, manteniendo la intención de presentarse a pesar de haber llegado al límite de mandatos establecido. El portavoz parlamentario que votó reiteradamente en contra del programa electoral, anteponiendo las peticiones de Rubalcaba a las directrices del Consejo Político Federal. El político que cuidó su ego hasta el punto de personalizar toda la imagen pública de IU –lo que llegó al paroxismo con Super Gaspi en la última campaña-, y cuyos cortesanos promovieron hacia él un culto a la personalidad sorprendente para quienes percibíamos lo limitado de su carisma. Y, sobre todo, será para mi el dirigente que se creyó César, y jaleado por otros tribunos, intentó pasar por encima de toda legalidad democrática para imponer su voluntad en lo que consideraba(n) sus dominios. Sólo que esta vez Astérix y Obelix eran valencianos y no pudo conquistar la Galia.
Aunque los sufridos militantes del País Valenciano no lo olvidaremos fácilmente, Gaspar Llamazares es el pasado, no el futuro de IU. Afortunadamente.
Gaspar Llamazares no ha tenido la suficiente dignidad para hacer ni una cosa ni la otra. Después de mantenerse para intentar apuntalar la posición de los suyos, al ver como se resquebrajada la mayoría que le sustentó y sabiendo que podía recibir un voto de castigo en el informe de gestión, ha decidido escurrir el bulto a pocas semanas de la Asamblea.
Entiendo a quien pide que no hagamos ahora leña del árbol caído, pero como militante de IU creo tener el derecho de despedirlo haciendo en pocas líneas, y en este blog personal, un balance de su etapa como coordinador (porque el escaño no lo suelta).
Voté a Gaspar Llamazares en dos asambleas federales porque me sentía identificado con su discurso. Decía cosas muy razonables y daba una buena imagen hacia el exterior, ambas virtudes de las que estábamos necesitados. Y aunque eso no haya cambiado mucho, no creo que pueda apuntársele en el balance positivo de su gestión. Porque las buenas palabras no se han correspondido con los hechos que nos han conducido al desastre como organización. Y porque su cara de chico bueno –y la de malote del otro- no ha servido para proyectar a IU sino que ha sido utilizada por los medios –y por el propio staff de Gaspar- contra la otra parte de IU. El País y Público lo echarán de menos.
Con el paso del tiempo, Gaspar Llamazares será recordado como el coordinador que llevó a IU a la ruina electoral más absoluta: un único diputado, él mismo. Me parece injusto, pues no tengo la convicción de que otro en su lugar hubiera cosechado mejor resultado. Para mi, Llamazares será siempre el coordinador que forzó la aplicación de los estatutos para ser reelegido en 2004 y no convocó la siguiente Asamblea a su debido tiempo, manteniendo la intención de presentarse a pesar de haber llegado al límite de mandatos establecido. El portavoz parlamentario que votó reiteradamente en contra del programa electoral, anteponiendo las peticiones de Rubalcaba a las directrices del Consejo Político Federal. El político que cuidó su ego hasta el punto de personalizar toda la imagen pública de IU –lo que llegó al paroxismo con Super Gaspi en la última campaña-, y cuyos cortesanos promovieron hacia él un culto a la personalidad sorprendente para quienes percibíamos lo limitado de su carisma. Y, sobre todo, será para mi el dirigente que se creyó César, y jaleado por otros tribunos, intentó pasar por encima de toda legalidad democrática para imponer su voluntad en lo que consideraba(n) sus dominios. Sólo que esta vez Astérix y Obelix eran valencianos y no pudo conquistar la Galia.
Aunque los sufridos militantes del País Valenciano no lo olvidaremos fácilmente, Gaspar Llamazares es el pasado, no el futuro de IU. Afortunadamente.
1 comentario:
Suscribo totalmente, palabra por palabra, tu valoración de la etapa de Llamazares, incluido las veces ue le apoyé, los motivos por los que le apoyé y las causas de nuestra total decepción con su persona, política y actuaciones.
Y lo peor es que aún se nos acusa de "zorrocotrocos", "mediatizados por el PC" y algunas tonterías por el estilo por parte de compañeros de la Izquierda que creyeron que Gaspi era la última barrera para que el "comunismo de caverna antidemocrático" no fagocitara IU. Han sido unos tiempos muy difíciles para todos a la hora de defender el proyecto de EUPV/IU de cara a los votantes y amigos no afiliados que no entendían como los independientes de EUPV podíamos oponernos a Llamazares. La "brunete mediática" de Gaspi, hay que reconocerlo, triunfó a la hora de dotar a su líder de una aureola tipo "soy la única alternativa entre el PSOE y el PCE que existe", incluido el saber agitar el fantasma de "que viene frutos". No se ni cuantas veces he tenido que explicar en la calle que dejar de apoyar a Llamazares por sus prácticas antidemocráticas no significaba que apoyara a Frutos o me hubiera hecho del PCE.
Ahora, a reorganizarnos los independientes de EU para colaborar a reforzar el proyecto, con nuestras reflexiones y acciones, como siempre hemos hecho.
Un abrazo!
Visca agoraplural.org !!
DANI SIMÓN
www.danielsimon.blogspot.com
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