viernes, 27 de marzo de 2009

Manifiesto de primavera

Ojalá todos los días pudiéramos leer en la prensa artículos tan bonitos, emotivos e ilusionantes como éste.
A Ángeles: gracias, bienvenida a Esquerra Unida y espero conocerte pronto.
A los compañeros y compañeras de Alicante: enhorabuena, porque esto es un reconocimiento por vuestro trabajo militante.

Manifiesto de primavera

ÁNGELES CÁCERES

Han leído bien el título: esto es un manifiesto. Y nace como consecuencia de reconsiderar mi inveterada actitud personal de "buey suelto bien se lame", hasta abocarme a desterrarla. A la vejez viruelas, dirán algunos; más vale tarde que nunca, digo yo. Y como pertenezco a esa tribu de escritores impúdicos que sólo saben comunicarse echando su vida sobre el papel hoy vengo a contarles que, contra todo lo que he sostenido hasta la fecha, a partir de ahora tendré carné de un partido político; si me aceptan, digo. Ya, ya sé que es un cambio radical de actitud, y por eso voy a tratar de sintetizar las razones que lo han provocado.

Tal vez, porque nunca pude conocer a mi tío Ángel ni a mi tío abuelo Mateo, que murieron lejos de España, exiliados por rodar documentales republicanos durante la guerra. Tal vez, porque me crié a la sombra del penal de Chinchilla, viendo cada día bajar a las mujeres de los presos políticos a rebuscar carbonilla en las vías del tren para intentar calentar a sus hijos que se morían de frío, hambre y diarreas en las cuevas de la falda del castillo, esperando que sus padres acabaran de morir muros adentro. Tal vez, porque docenas de veces vi llegar a mi casa derrapando el camión militar del Rincón con una pila de hombres ensangrentados en la caja para que mi padre los remendase o certificara su defunción, y eran presos políticos aplastados por el derrumbe de las galerías terreras que excavaban en el cerro para almacenar bombas, con guardias armados y perros de presa apostados en la bocamina. O porque, cuando inauguraron esos polvorines, asistí a la misa solemne oficiada por el obispo dentro de una galería, con un obús a cada lado del altar y los presos de rodillas. O porque, muerto mi padre, encontré los informes de autopsias que describían cadáveres comidos de piojos y cicatrices de torturas, sin rastro de alimento en el cuerpo, los pulmones deshechos por la tisis y el tiro de la "ley de fugas" con trayectoria de entrada por la espalda y de salida por el pecho.

Supongo que con este carné intento, también, pagar deudas antiguas. La que tengo con la Somo, mi amiga prohibida, hija de un condenado a muerte por Franco. Y con las hijas de los mozos de tren, que venían a merendar y a jugar con muñecas a mi casa de niña rica con lazo de seda en el pelo y criadas a su servicio en los años del hambre y la miseria. Y con "las gratuitas" de mi colegio de monjas, que tenían prohibido el acceso al patio de recreo para que no contaminaran a las hijas de familias de bien. Y tantas y tantas amargas deudas más, que llevo toda la vida arrastrando como una carga de plomo.

Voy a cumplir 68 años, edad más de comer sopas frente a la tele que de embarcarse en aventuras políticas. Pero ya ven, el cuerpo (aunque lo tenga hecho unos zorros) me pide marcha. Y en vez de dársela bailoteando en Benidorm con los yayos del Inserso, se la quiero dar con la militancia activa. Una militancia que no va a cambiar un centímetro mi forma de pensar, actuar y escribir porque responde a una ideología completamente coincidente con la mía. Si bien se mira, este cambio mío viene a ser como esa fruta que de puro madura se cae del árbol: estaba cantado. Porque una se harta de votar, sin carné, tapándose las narices por aquéllo del voto útil. De apoyar, sin obligación ni mucho menos contraprestación alguna, a candidatos/as que, cuando no salen elegidos/as, en vez de quedarse a luchar más y mejor en la oposición corren a colocarse en un puestecico bien remunerado. Una se harta de apaños, componendas, corrupciones, enmierdes interesados, voluntades pagadas, silencios cómplices, subidas de sueldo a cambio de dar luz verde a operaciones especulativas aberrantes. Se harta de que "la oposición" le deje las manos libres (o se ponga a sus órdenes, que también) a un comprador de servidumbres que ejerce con prepotencia e impunidad absolutas de amo y señor de la ciudad y sus políticos. Alguna honrosa excepción hay entre estos socialistas de boquilla que nos ha tocado sufrir, yo no lo niego: pero son tan poquitas y con tan poco cuajo que, salvo algún improbable milagro, nos queda PP hasta el día del juicio final, tirando por lo bajo. Y qué quieren que les diga: con mi voto, ya no. Porque votar es refrendar una línea, apoyar unas acciones, respaldar unas actitudes, confiar en unos dirigentes. Y como se vota en conciencia, la mía ya no me deja seguir metiendo en una urna la papeleta pretendidamente "de izquierdas" que tantas veces ha defraudado al pueblo, por activa y por pasiva.

Así que me voy a donde mejor le cuadra a mi modo de ser montaraz y rebelde: a las barricadas. Supongo que este primer (y último) carné político mío tiene que ver no sólo con la ética, sino también con la estética. Porque la decisión de pedirlo me ronda desde que entrevisté, entre otros, a Benedetti, Julio Anguita, Antonio Gades, Carrillo y la semana pasada Marcos Ana, en quienes encontré la coherencia, energía, limpieza y honradez que en los demás no encuentro. Porque en esta Comunidad de nuestros dolores los políticos, seguros de que van a salir exculpados, se jactan de sus imputaciones judiciales como si fueran medallas, dilapidan los dineros públicos en festorros y adjudicaciones a sus amiguetes, y hasta sufragan con ellos falseamientos de la Historia como ese libelo indecente editado por Fabra que califica de angelito redentor a un militar traidor, golpista y asesino que ensangrentó España durante cuarenta años. Demasiado para mi cuerpo, oigan.

Y supongo también, todo hay que decirlo, que quiero ese carné para que, cuando me incineren, a pie de crematorio aguarde un camarada con su banderica republicana bien doblada en la mano, para envolver con ella mis cenizas y arrimarse a dejarlas a la sombra del castillo de Chinchilla, junto al dolor de las víctimas de Franco y el polvo enamorado del hijo que allí tengo esperándome, arropado por la bandera del Ché. Resumiendo: que, si me aceptan, me voy con los rojeras de Esquerra Unida, ea. Vieja y todo, digo yo que de algo aún les podré servir.

Cuánto cuesta a los españoles salvar a los linces y cuánto les cuesta mantener a los curas

Carlos Martínez / Rebelión

Mantener a los curas

En el año 2006 se pactó un nuevo modelo de financiación entre el gobierno español de Zapatero y la Conferencia Episcopal, mediante el cual se elevaba el porcentaje del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) del 0,52% al 0,7%. A resultas de este acuerdo, en los Presupuestos Generales del Estado para 2008 aprobados por la Ley 51/2007, de 26 de diciembre de, el Estado entregará, mensualmente, a la Iglesia Católica 12.751.072,79 euros.

Es decir, un total de 153.012.873,48 euros o, para entendernos, unos 25.000 millones de pesetas anuales. Todo ello sin contar el sueldo de los profesores de religión en las escuelas públicas o las subvenciones y ayudas a los colegios concertados católicos, y otras entidades dependientes de la Iglesia como Cáritas.

Salvar de la extinción a los linces

El programa europeo Life Naturaleza 2005, para la Conservación y Reintroducción del Lince Ibérico en Andalucía dispone de un presupuesto total de 25.971.489 euros.

Este programa tiene una vigencia desde el año 2005 hasta el 2011, por lo que el presupuesto hay que repartirlo en seis años, de esta forma el programa de protección del Lince Ibérico cuesta cada año a la Unión Europea la suma de 4.328.581,5 euros, unas 720.215.360 pesetas anuales. España todavía hoy recibe más fondos de la UE que ingresos hace a la Hacienda Europea. Coste de este programa para los españoles: 0 euros 0 pesetas.

domingo, 22 de marzo de 2009

Por un simple ejercicio de coherencia

Vuelvo con las pilas recargadas después de una semana de merecidas vacaciones en el valle del Jerte (Extremadura), esplendoroso con los cerezos en flor y las cascadas rebosantes de agua del deshielo. He desconectado casi del todo de casi todo: apenas una fugaz –aunque desesperantemente lenta- conexión matutina o nocturna a internet para comprobar que el mundo seguía igual: el capitalismo en crisis pero los capitalistas intentando cobrar multimillonarias primas; el gobierno desconcertado lanzando cortinas de humo como la retirada “interruptus” de tropas en Kosovo –y cuarta y mitad más para Afganistán, que no se enfade mucho Obama-; los trajes de Camps, bien gracias; y los medios de comunicación desatados en su voracidad de morbo y tragedia, sea con la chica sevillana o con el monstruo austríaco.

Pero la noticia más dolorosamente destacada para quienes militamos en la izquierda política –alternativa, transformadora o como queramos calificarla, pero la izquierda al fin y al cabo- ha sido la brutal represión de los estudiantes anti-Bolonia –y de otros que pasaban por allí, periodistas o simples transeúntes- por parte de la policía autonómica catalana dirigida en última y superior instancia por el conseller de Interior y presidente de Iniciativa per Catalunya-Verds, Joan Saura.

Otros muchos compañeros han escrito sus comentarios y mostrado vídeos con imágenes espeluznantes de la fechoría policial. Antes incluso de verlas, e intentando mantener la cabeza fría pese a los sobrados motivos que desde el País Valenciano tenemos para abominar de las prácticas de ICV, me propongo reflexionar sobre la situación producida: ¿es responsabilidad directa del conseller? ¿podía haberla evitado? Si no es así, ¿qué sentido tiene estar en el gobierno?

Recuerdo una conversación con el ex fiscal Jiménez Villarejo, con motivo de su participación en unas jornadas sobre la memoria histórica organizadas por EUPV en Valencia, en la que salió a relucir la asunción por parte de ICV-EUiA, en la persona de Saura, de la conselleria de Interior en la entonces reciente configuración del segundo gobierno tripartito catalán. Yo manifestaba la típica y tópica desconfianza respecto a la posibilidad de armonizar desde ese departamento una práctica acorde con nuestro dicurso alternativo. Siempre he creído que hay ámbitos competenciales que es mejor no tocar -seguridad, inmigración, defensa…- porque, por muy cortos que nos quedemos, siempre nos habremos pasado en la lógica represiva innata dentro del actual sistema político-social. Por el contrario, Villarejo se manifestaba optimista afirmando que era una gran oportunidad de demostrar que se podían hacer las cosas de otra manera.

Por lo visto, no ha sido así.

¿Qué hacer ahora? Por lo pronto, y más allá de compartir las lógicas reacciones de militantes de Izquierda Unida contra el acuerdo electoral con ICV para las europeas, sólo veo una salida para quien representa en el gobierno catalán a ICV-EUiA (sí, Saura también se debe a los votantes de IU en Catalunya): cesar al Director General de la Policía Autonómica o dimitir él mismo.

Tengo la absoluta convicción personal que si estos hechos se hubiesen producido con otro gobierno –de CiU, pongamos por caso-, desde Iniciativa per Catalunya se hubiera exigido la asunción de responsabilidades políticas al más alto nivel, y no valdrían otro tipo de medidas contemporizadoras, investigación interna incluida. Por lo tanto, comoquiera que una de las señas de identidad de la izquierda política –con el apellido que queramos ponerle- debe ser la equivalencia entre el dicurso y la práctica, entre lo que se dice y lo que se hace, Saura ya debería haber presentado el cese o su propia dimisión. No haberlo hecho le invalida como nuestro referente en un gobierno que ya nos ha hecho enrojecer más de una vez en el pasado.

Si yo fuera de Iniciativa per Catalunya pediría la revocación de Saura como presidente de mi partido. Como soy de Izquierda Unida, exijo su dimisión como conseller de Interior en representación de la coalición ICV-EUiA.

Por un simple ejercicio de coherencia.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Discurso en el homenaje a Glòria Marcos (7 de marzo de 2009)


Me han propuesto que hable en nombre de los independientes, quienes hemos trabajado contigo en EU durante años, compartiendo tu firme convicción en este proyecto.

Esto es un homenaje y corresponde hablar de tus virtudes. Las políticas, que son muchas y sabidas por todos, y también las personales, las que conocemos tus amigos.

¡¡Qué fuerte eres!! Le tomo prestadas las palabras a un compañero que dijo una vez: “a Glòria no la quema ni el napalm”. Y eso no quiere decir que no lo hayas pasado mal. Muy al contrario. Por hacer frente a los conspiradores, a los golpistas, a las tránsfugas que intentaron cargarse EU empezando por su coordinadora, los que hemos estado contigo, cerca de ti, sabemos que has sufrido mucho, que has llorado mucho -hemos llorado contigo- y que el médico te ha dado varios avisos.

Pero ¡¡ganaste!! ¡¡Ganamos!!

Porque estuvimos unidos.

Porque supimos –supiste- afrontar con inteligencia cada envite.

Porque ¡¡qué lista eres!! Una de las primeras cosas de las que me di cuenta al poco de conocerte fue que cuando los demás íbamos en un razonamiento, tú ya habías ido, vuelto y nos acompañabas en la ida otra vez. Así has sido capaz de ver siempre qué era lo que más convenía a este proyecto de unidad de la izquierda que se llama EUPV.

Pero más que por fuerte, más que por lista, te queremos por otras virtudes más humanas:

Por tu compromiso. Un compromiso vital. De toda la vida. De 24 horas al día, 365 días al año. No fallas a una mani, a una reunión, a un debate, a una entrevista. Eres la primera en llegar a los sitios, porque es Esquerra Unida quien se hace presente en tu persona.

Por tu generosidad. Una generosidad que se manifiesta en lo pequeño y en lo grande. Lo sabemos todos aquellos que vemos como siempre te adelantas a pagar el taxi, el almuerzo o las copas. ¡Qué difícil es impedir que nos invites! También lo sabemos todos los que estamos aquí: no le dejas tu escaño a Marga, se lo dejas a la coordinadora de EUPV, es decir, nos lo dejas a nosotros. Te desprendes de aquello por lo que tantos políticos están dispuestos a vender y venderse, tú que has sido la mejor parlamentaria de la historia del País Valenciano.

Por tu coherencia. Haces lo que dices. Nunca te has dejado seducir por los cantos de sirena, sabes en qué organización militas, a qué gente representas, a qué clase perteneces…

Buena amiga de tus amigos, hoy tus amigos y amigas “independientes” te decimos: gracias, Glòria, por ser cómo eres.

lunes, 2 de marzo de 2009

Premios Limonada


Para mi sorpresa, he sido premiado dos veces esta misma semana. El más desconocido de los galardones mundiales, el Premio Limonada, ha empezado a repartirse por la blogosfera de IU y sus cercanías, y dos rojos situados en las antípodas geográficas de la piel de toro se han acordado de esta bitácora.

Primero fue Kaneda, desde el purgatorio comunista asturiano, quien me otorgó uno de sus Premios Limonada. Después me hizo el mismo honor el compañero de San Miguel de Salinas, Tomás Vicente Pérez. Muchas gracias a ambos.

Sienta bien un premio. Así que, después de una serena reflexión, he decidido manifestar mi disponibilidad a aceptar cualquier otro galardón, ya sea Limonada, Grammy, Goya, Cervantes o Azote del Gobierno. Estáis avisados.

Y, como corresponde, voy a cumplir escrupulosamente el procedimiento del certamen reproduciendo las normas que lo rigen:

1. Poner el logo en el post o en el blog.
2. Nominar a otros blogs que muestren gran Actitud y/o Gratitud.
3. Asegurarse de enlazar bien a los nominados en el post.
4. Hacerles saber que han recibido este premio mediante un comentario en su blog.
5. Esparcir el amor y no olvidarse de enlazar a quien te premió.

LLegó el momento de repartir mis Premios Limonada. And the winners are:
  • Medalla de oro para Quien mucho abarca, por ser el mejor blog que conozco.
  • Medalla de plata para El Hijo rojo, porque nada me impide devolver el reconocimiento al marxista de dibujos animados más ingenioso de la galaxia.
  • Medalla de bronce ex-aequo para Cero Negativo y Ceros a la izquierda, por ser los mejores "periodistas" de IloveIU y porque comparten conmigo las dificultades de compaginar la militancia (virtual y real) con las obligaciones paternales. Podemos.