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¿Por qué nos oponemos al circuito urbano de F1?
La barbaridad de la construcción del Valencia Street Circuit de Fórmula 1 dentro de la ciudad (cauce del río, barrio de Nazaret, del Grau, del Cabanyal y dársena interior del puerto) es de tal calibre que difícilmente se puede comprender, a no ser porque tenemos un Gobierno autonómico con terribles ansias de notoriedad cueste lo que cueste, con una megalomanía patológica y sin ninguna preocupación seria por el urbanismo de la ciudad, ni tampoco por las prioridades sociales de los ciudadanos, menos vistosas, pero más importantes para la mayoría de la población.Tenemos ya un circuito, el Ricardo Tormo, en Cheste, para competiciones de coches y motos, que acumula unas pérdidas de 60 millones de euros desde su puesta en funcionamiento hace nueve años. No se entiende todo este derroche en algo que tanto va a perjudicar a la ciudad y tanto va a molestar a los ciudadanos.
Hasta el momento, que se sepa, se han gastado más de 85 millones de euros, que todavía no se sabe cuándo y cómo podrán pagarse, teniendo en cuenta, además, que este Gobierno autonómico está gravemente endeudado en más de 11.550 millones de euros. ¿Tiene este Gobierno el dinero para hacer frente a todo ello? ¿Y qué será de las inversiones que urgentemente necesitan las partidas de educación y sanidad -sólo se han gastado 69,3 millones de euros en hospitales y centros de salud-, por no hablar de más cosas? ¿Se sabe, por ejemplo, que el barrio del Grau, una de las zonas afectadas, no tiene todavía un centro de salud?
La realización del circuito urbano, siendo el País Valencià uno de los territorios de Europa que más se aleja del cumplimiento del Protocolo de Kioto y de los acuerdos medioambientales de la UE, y siendo Valencia una de las ciudades con mayor nivel de contaminación acústica y atmosférica de Europa procedente del tráfico privado, evidencia la total insensibilidad por el medio ambiente tanto del ayuntamiento como el Gobierno autonómico. Suponen un retroceso educativo en la seguridad vial al ligar en el imaginario ciudadano, sobre todo de los jóvenes, ciudad y velocidad. Esta ilógica asociación de ideas está en el origen de las carreras ilegales y del terrorismo suicida vial que se viene produciendo en las calles de diferentes ciudades.
No se ha proporcionado a la ciudadanía toda la información que un gobierno democrático debe ofrecer, se ha negado la participación pública al colectivo ciudadano Fórmula Verda, que integra a varios grupos ecologistas, sociales y vecinales, esquivando el estudio de impacto ambiental. El decreto de interés general del 8 de febrero de 2008 por el cual el Gobierno autonómico regula la construcción del circuito y las actividades relacionadas con la prueba automovíslitica, vulnera un total de ocho leyes distintas. Nunca antes en la historia de la democracia española se había reducido un conjunto tan numeroso de garantías jurídicas del Estado de Derecho con esta brevedad.
Con la construcción de este circuito se ha perdido la gran oportunidad de terminar racionalmente la urbanización de la ciudad y no responde a las prioridades sociales. Cuesta mucho dinero, que ha provenido de las administraciones públicas, pero los beneficios se lo llevan unos pocos. Ocasiona graves molestias a la población, de ruido, de contaminación, de obras. Y para los que habitan cerca del circuito, todo esto es un infierno; para el resto, una pesadilla. Y a mucha gente joven y no tan joven se les está mostrando una bonita lección: la ciudad maltratada, el medio ambiente ignorado (piensen en las emisiones de CO2) y el culto a la velocidad sublimado. Todo un ejemplo de falta de democracia y de maltrato a la ciudad.
En síntesis, y por todas las razones anteriores, nuestra radical oposición al circuito urbano de Fórmula 1 en Valencia. No tanto al espectáculo en sí, sino al modelo de vida y de cultura urbana que representa, ajeno a los desafíos medioambientales y energéticos del siglo XXI y a los nuevos horizontes de producción, consumo y bienestar sostenibles, compartidos y solidarios que queremos para nuestros hijos y nietos.
Luís CerrilloEcologistes en Acció de València y Coordinadora Fórmula Verda.
1 comentario:
Sobre el coste del circuito urbano, en un artículo publicado hoy en Rebelión se dice:
"Pero ¿cuánto nos está costando este circo de la Formula 1? Según el periódico Levante- emv, en un articulo publicado en el mes de abril, “hasta ahora se han adjudicado obras del circuito urbano por valor de 82.279.575 euros (13.690 millones de las antiguas pesetas) que, por ahora, costea la Generalitat Valenciana, a través del ente Gestor de Transportes y Puertos (GTP), la Autoridad Portuaria de Valencia e Iberdrola. La cifra de 82 millones no incluye la construcción de los Paddock, aparcamientos e instalaciones complementarias, licitadas por 3,1 millones de euros en noviembre. Tampoco se ha incluido el túnel bajo las vías del ferrocarril Valencia-Castelló que, finalmente, se optó por dejar pendiente ya que era materialmente imposible llegar a tiempo. También se desconoce, por ahora, el coste que tendrá instalar las lonas con las que la alcaldesa quiere embellecer el entorno del circuito para tapar las zonas degradadas”. Además para el circuito se ha construido un puente “que debe ser la infraestructura más cara y desplazada de la historia. En seis años desde que se inauguró en 2002 ha pasado de ser levadizo a fijo y, ahora, giratorio con un coste total de 33 millones de euros (que incluye la última adjudicación para convertirlo en giratorio y permitir que los monoplazas crucen el nuevo canal construido para la Copa del América)” y que según el mismo diario cuesta a la as arcas de la Autoridad Portuaria de Valencia unos 13.290.266 euros."
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=71747
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