En los dos meses transcurridos desde el fracaso electoral del 9 de marzo, se han sucedido los artículos de opinión sobre Izquierda Unida, firmados por militantes y dirigentes de distintas trayectorias y posicionamientos. Puede encontrarse una recopilación de los mismos aquí y aquí.
Uno de los primeros textos que salió a la luz fue elaborado por militantes de base activos en el Foro alternativo de IU, donde pueden encontrarse informaciones y análisis sobre lo que pasa en IU y en sus distintas federaciones. “…Y ahora las bases” consiguió poner en la agenda un discurso de renovación generacional y regeneración democrática de una organización demasiado dominada por prácticas cupulares y burocráticas. No llegó a generar un movimiento, pero sí una saludable sacudida.
Podríamos extraer bastantes similitudes entre los textos citados y otros firmados por Enrique Santiago, Jaime Pastor, Pedro Montes y Diosdado Toledano… Parten de un análisis crítico tanto de la línea política como de la gestión organizativa de la dirección actual, encabezada por Gaspar Llamazares. Podemos calificarlos (calificarnos) como parte activa de la oposición interna en IU, que sin embargo no ha alcanzado todavía una articulación como alternativa. En ese sentido, hay que reconocer que todos hemos sido mucho más enfáticos, insistentes y certeros en el diagnóstico de la enfermedad (pérdida del perfil propio, alejamiento de la base militante y social, incapacidad para solucionar los conflictos internos…) que en la prescripción del tratamiento curativo. En cualquier caso, estos planteamientos se resumen –como los mandamientos divinos- en dos: rectificación política y regeneración democrática.
Curiosamente, tardaron en publicarse aportaciones de los sectores “llamazaristas”, y cuando lo hicieron quedó en evidencia su voluntad escapista. En lugar de entrar al debate sobre sus aciertos y errores en la dirección, Félix Taberna, Pedro Chaves o el propio Gaspar Llamazares contextualizaron la crisis de IU dentro del panorama europeo (con las elecciones italianas de principal y doloroso parangón) y continuaron con el discurso un tanto maniqueo del que se han servido hasta ahora, basado en tres simplificaciones: 1) Toda la culpa del retroceso electoral es de la oposición interna a Llamazares, personificada en Frutos y la dirección del PCE; 2) La crisis de IU no viene de ahora sino de la época de Anguita, por el error histórico de la política de “las dos orillas”; 3) La solución pasa por “abrir IU a la sociedad”, “ser una izquierda útil y moderna” y “adaptarnos al siglo XXI”. Estas últimas propuestas pueden ser fácilmente compartidas por cualquiera, dada su formulación ambigua e imprecisa, pero habría que preguntarles por qué no las pusieron en práctica durante los últimos ocho años. Tal vez su función sea generar opinión en negativo, es decir, estigmatizar a los críticos de la dirección de Llamazares como “cerrados”, “antiguos” o “decimonónicos”. Es una estrategia de sobras conocida.
Hábilmente, frente a estos dos discursos enfrentados ha surgido una autodenominada “tercera vía” que, con un manifiesto plagado de buenas intenciones, lugares comunes y un moderado optimismo, pretende situarse en el “centro” de la contienda federal, lugar privilegiado desde el que poder ejercer de bisagra. Eso sí, cabe recordar que sus principales firmantes (Manuel Cámara, Ángel Pérez y J.J. Nuet) han sido coprotagonistas del pasado reciente, no en vano han ocupado los más importantes cargos del “aparato” federal. Por no hablar del funcionamiento de algunas de las federaciones que dirigen (IU-CM, EUiA), que desde luego no se ha caracterizado por el consenso al que ahora apelan.
Lo que todavía no tenemos son documentos para el debate asambleario, pues los anteriormente referidos sólo son tomas de posición. Es imprescindible garantizar una discusión abierta entre la militancia, y para ello necesitamos un documento que no cierre sino que abra el debate sobre todo lo que está en cuestión: línea política, estructura orgánica, prácticas de gestión interna, e incluso la propia marca e imagen de IU.
No sé si habrá un único texto o varios, pero a quienes comparten conmigo puntos de vista sobre la situación actual les pido que no equivoquen el enfoque: ésta no debe ser
Hemos de ganar esta Asamblea con un discurso, por supuesto claramente de izquierdas, pero en el que se puedan sentir representados amplios sectores de la militancia de IU. Porque en muchas ocasiones las controversias ideológicas sólo responden a cuitas personales entre miembros de la dirección (algunos de los cuales es cierto que parecen encontrarse más cercanos al PSOE que a sus propios compañeros); pero, en el día a día, los colectivos locales y los militantes de base coinciden en lo básico, enfrentándose a las políticas antisociales, antiecológicas y antidemocráticas que sufrimos cada vez con mayor virulencia.
No sirve de nada repetir una y mil veces lo que ya está puesto en los papeles si después no hay una dirección dispuesta a cumplirlo. Ésa puede ser una de las grandes lecciones del último periodo. Por tanto, invirtamos nuestras energías en contribuir a recuperar la vida interna y externa de una nueva IU, teniendo claro que eso sólo es el principio de un largo camino.
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