Aunque no suelo colgar en este blog artículos de otras personas, por razones obvias que ya expuse en su momento, siempre hay motivo para hacer excepciones como ésta.
Hoy he leído en el diario Levante una columna de Rafael Torres que merece ser difundida, en relación a la posición hipócrita del gobierno de España sobre el comercio de armas.
Hoy he leído en el diario Levante una columna de Rafael Torres que merece ser difundida, en relación a la posición hipócrita del gobierno de España sobre el comercio de armas.
Las armas necesitan matar. Se crean para eso. Matar es su única e irrenunciable función. El que vende armas sabe, independientemente de la catadura del comprador, que valen sólo para eso y que van a usarse sólo para eso, para matar, y se afana en entregarlas en las mejores condiciones para hacerlo. España vende armas. Primero, claro, las fabrica, pero no en la cantidad precisa para dotar a sus fuerzas armadas y atender a las necesidades de su defensa, sino que las fabrica para la exportación con el solo propósito de ganar dinero, ora el Estado, ora los industriales del ramo, pero siempre, desde luego, los marchantes y los comisionistas.
En España se crean las balas, las minas, las bombas y los proyectiles que no tienen otro uso que el asesinato o el genocidio, y cuando se usan es, en efecto, para destrozar la vida de la gente, civiles y soldados, viejos y niños, mujeres y hombres. También para reducir a escombros lo que costó tanto tiempo y tanto esfuerzo edificar, casas, barcos, jardines, líneas ferroviarias, puentes, fábricas, escuelas. España crea eso y lo esparce, como tantos otros países ciertamente, por el mundo; la muerte lleva entonces la leyenda, troquelada en las vainas de los proyectiles o en las cajas de munición, made in Spain.
Siendo esto así, qué poca vergüenza hay que echarle para decir, siendo el que lo dice precisamente el único que podría parar eso, que las armas que vendemos a Israel, país en guerra de agresión permanente, no han matado a ninguno de esos niños, de esas familias, de esos jóvenes de Gaza que hemos visto desangrarse. Sin embargo, y por si no bastara esa declaración procaz, ese insulto a la inteligencia, uno de los más conspicuos colaboradores del hombre que podría parar eso ha rematado la faena: España sólo vende armas, ha dicho, a países que respetan los derechos humanos. Como Israel.
1 comentario:
Hace tiempo sentí vergüenza de ser española, igual que un señor que ponía los pies encima de una mesa y se decía amigo de otro y juntos declararon una guerra. Entonces al PSOE le fue fácil salir a la calle porque no gobernaban ellos. No sé si han pensado que es tan horrible matar iraquíes como matar palestinos, ambas acciones ajenas a la "legalidad internacional". Ahora la náusea no me deja casi ni respirar y vuelvo a sentir la misma vergüenza y me pregunto desconcertada, ¿por qué se supone que este gobierno es mejor que otros?
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