Suele decir Gaspar Llamazares que Zapatero pone el intermitente a la izquierda pero siempre acaba girando a la derecha. El compañero Hugo usa un símil futbolístico para describir el mismo fenómeno: ZP es como Laudrup, que nos engañaba mirando hacia la izquierda mientras pasaba el balón a la derecha.
Efectivamente, a diferencia de su antecesor Felipe González, el actual secretario general del PSOE y presidente del gobierno tiene claro que debe su elección a los votantes de izquierdas, y a ellos dedica la mayor parte de sus gestos y discursos. Proclama a los cuatro vientos que no aceptará el despido libre, que no regulará sobre el mercado laboral sin acuerdo con los sindicatos, que no tomará decisiones que perjudiquen a los trabajadores... y así es posible que mantenga convencidos a unos cuantos.
Como los equipos de fútbol mediocres que despuntan en pretemporada, el gobierno de Zapatero suele lanzar sus reclamos izquierdistas a finales del verano. El año pasado fue el anuncio de la creación de una red de escuelas infantiles públicas de 0 a 3 años, apropiándose de una consecución de IU en la negociación de los anteriores presupuestos. Un año después, no hemos visto nada de nada, menos aún en el País Valenciano donde el gobierno de Camps boicoteará cualquier avance en ese sentido.
Este verano el espejismo ha tenido que ver con los impuestos. Después de unas cuantas reformas fiscales regresivas (de derechas, para que se entienda mejor), por las que las rentas del capital y los grandes patrimonios han sido beneficiadas mientras el estado ha perdido capacidad recaudatoria (más de 20.000 millones de euros anuales), durante unas semanas el PSOE ha amagado con medidas fiscales de izquierdas, aunque fueran "limitadas y temporales".
Pero esta vez parece que el intermitente se ha vuelto loco. Empezó marcando a la izquierda, después a la derecha, otra vez a la izquierda y a la derecha al mismo tiempo, sin que el conductor (ZP) gire en ninguna dirección. Más bien parece que el coche (el gobierno del PSOE) va directo a estrellarse contra la pared. Porque, un día tras otro, se suceden declaraciones contradictorias del propio Zapatero, de la vice De la Vega, de la ministra Salgado o del omnipresente Pepe Blanco, que utiliza para ello el gabinete de prensa ¡del ministerio de Fomento! -confundiendo sin rubor partido con gobierno-.
El País, en plena cruzada post-felipista por la TDT de pago, caricaturizaba de esta manera la forma de actuar del gobierno: "La política fiscal del Ejecutivo, y más aún desde la salida de Pedro Solbes, emplea el método de la reducción al absurdo: un miembro del Gobierno o un dirigente del partido lanza una hipótesis en los medios de comunicación, comprueba su acogida, y si es mayoritariamente rechazada, se niega que se vaya a adoptar la medida. Los portavoces son varios y se contradicen entre ellos".
Mientras las grandes fortunas siguen con sus SICAV y los futbolistas tributan como proletarios (“Dios puso el dinero en el Real Madrid para que pudiera ficharlo”, dijo la majadera de la mujer de Kaká), el gobierno no encuentra recursos ni para cumplir con las cifras anuncidas en el acuerdo de financiación autonómica. No digamos ya para atender a un 20% de parados. O gira de una vez a la izquierda -y eso debe comprobarse hoy mismo en el debate parlamentario y concretarse en los Presupuestos Generales del Estado- o tendrá que encender todas las luces de emergencia.
Efectivamente, a diferencia de su antecesor Felipe González, el actual secretario general del PSOE y presidente del gobierno tiene claro que debe su elección a los votantes de izquierdas, y a ellos dedica la mayor parte de sus gestos y discursos. Proclama a los cuatro vientos que no aceptará el despido libre, que no regulará sobre el mercado laboral sin acuerdo con los sindicatos, que no tomará decisiones que perjudiquen a los trabajadores... y así es posible que mantenga convencidos a unos cuantos.
Como los equipos de fútbol mediocres que despuntan en pretemporada, el gobierno de Zapatero suele lanzar sus reclamos izquierdistas a finales del verano. El año pasado fue el anuncio de la creación de una red de escuelas infantiles públicas de 0 a 3 años, apropiándose de una consecución de IU en la negociación de los anteriores presupuestos. Un año después, no hemos visto nada de nada, menos aún en el País Valenciano donde el gobierno de Camps boicoteará cualquier avance en ese sentido.
Este verano el espejismo ha tenido que ver con los impuestos. Después de unas cuantas reformas fiscales regresivas (de derechas, para que se entienda mejor), por las que las rentas del capital y los grandes patrimonios han sido beneficiadas mientras el estado ha perdido capacidad recaudatoria (más de 20.000 millones de euros anuales), durante unas semanas el PSOE ha amagado con medidas fiscales de izquierdas, aunque fueran "limitadas y temporales".
Pero esta vez parece que el intermitente se ha vuelto loco. Empezó marcando a la izquierda, después a la derecha, otra vez a la izquierda y a la derecha al mismo tiempo, sin que el conductor (ZP) gire en ninguna dirección. Más bien parece que el coche (el gobierno del PSOE) va directo a estrellarse contra la pared. Porque, un día tras otro, se suceden declaraciones contradictorias del propio Zapatero, de la vice De la Vega, de la ministra Salgado o del omnipresente Pepe Blanco, que utiliza para ello el gabinete de prensa ¡del ministerio de Fomento! -confundiendo sin rubor partido con gobierno-.
El País, en plena cruzada post-felipista por la TDT de pago, caricaturizaba de esta manera la forma de actuar del gobierno: "La política fiscal del Ejecutivo, y más aún desde la salida de Pedro Solbes, emplea el método de la reducción al absurdo: un miembro del Gobierno o un dirigente del partido lanza una hipótesis en los medios de comunicación, comprueba su acogida, y si es mayoritariamente rechazada, se niega que se vaya a adoptar la medida. Los portavoces son varios y se contradicen entre ellos".
Mientras las grandes fortunas siguen con sus SICAV y los futbolistas tributan como proletarios (“Dios puso el dinero en el Real Madrid para que pudiera ficharlo”, dijo la majadera de la mujer de Kaká), el gobierno no encuentra recursos ni para cumplir con las cifras anuncidas en el acuerdo de financiación autonómica. No digamos ya para atender a un 20% de parados. O gira de una vez a la izquierda -y eso debe comprobarse hoy mismo en el debate parlamentario y concretarse en los Presupuestos Generales del Estado- o tendrá que encender todas las luces de emergencia.
3 comentarios:
buena entrada Ignacio. Un saludo.
Creo que en realidad tiene encendidos todos los intermitentes. Es la señal de peligro.
Buena y relacionada con esto... estar atentos a las portadas de los próximos días en TerceraInformación sobre política de innovación
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