Hoy, Primero de mayo, los trabajadores organizados -sindical, social y políticamente- nos manifestaremos para exigir políticas económicas y de protección social en un sentido diametralmente opuesto al que preconizan la patronal y los gurús del pensamiento neoliberal. Tenemos más de cuatro millones de razones.
Zapatero ha dicho que "se siente muy cercano" a nosotros. ¿Tanto como a Botín?
Dice también el presidente que no habrá rebajas de derechos laborales ni abaratamiento del despido. Lo contrario que el gobernador del Banco de España que él mismo nombró, que el comisario europeo de economía que le antecedió en la secretaría general del PSOE, y que quien fuera su principal asesor hasta hace unos meses como Director de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno.
En el País Valenciano, el PSOE intenta rentabilizar en su beneficio el éxito de la huelga de la enseñanza pública contra el gobierno autonómico de Camps. Al mismo tiempo, en Catalunya, es el PSC quien se alía con CiU (y con ERC, y con el PP) para promover la concertación del bachillerato en los centros privados.
El PSOE es capaz de proclamar su laicismo al mismo tiempo que incrementa (del 0'52% al 0'70%) el porcentaje del IRPF que usurpa legalmente la Iglesia católica, de proclamarse valedor de los derechos humanos después de votar a favor de la Directiva de la vergüenza, de estar contra Bush pero permitir los vuelos de la CIA y boicotear la investigación sobre Guantánamo... y así podríamos seguir horas y horas.
Cuando llegan las elecciones, el PSOE y sus medios afines) agitan el espantajo de la derecha para recabar el voto de izquierdas. Y después se sienten dueños y señores de ese capital político, que acaban utilizando para pactar con la misma derecha a la que había que parar (en Euskadi), dejarla que gobierne en minoría (en Navarra), o aplicar sus mismas recetas neoliberales de liberalización, privatizaciones y rebajas fiscales regresivas (en el gobierno central).
El 7 de junio tenemos una nueva cita con las urnas, y de nuevo se nos plantearán dos opciones: caer en la trampa del PSOE, que volverá a votar a diario con el PP en el Parlamento Europeo; o reforzar una izquierda consecuente, que en España representa IU y se está articulando en el Partido de la Izquierda Europea.
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