viernes, 7 de noviembre de 2008

El fin ¿de qué?

(Publicado en www.agoraplural.org)

Habrá que guardar la prensa para recordar dentro de unos años el vértigo que estos días sacude el planeta, sumido en una crisis financiera de dimensiones todavía desconocidas y camino de una recesión que Solbes y tantos otros apóstoles del neoliberalismo negaron mucho más de tres veces.

Los medios rivalizan en información económica y en titulares apocalípticos que anuncian el final de una era. (Recuerdo a algún antiguo dirigente de mi organización, ahora escindido, al que incomodaba la mera utilización del término “capitalismo”, pues creía que sonaba antiguo. ¡Y ahora resulta que hasta el ministro alemán de Economía dice que “hay partes de la teoría marxista que no están nada mal”!).

En los análisis de los más variados intelectuales –economistas o no- subyace un interesante debate semántico con connotaciones filosófico-históricas: ¿es ésta una crisis del capitalismo o sólo de su formato neoliberal? ¿estamos ante el principio de una nueva gran depresión o ante el final del capitalismo?

La primera cuestión me parece baladí. El neoliberalismo es el capitalismo realmente existente en todo el mundo globalizado desde hace treinta años. La financiarización de la economía, la privatización de las empresas y servicios públicos, la liberalización del comercio mundial y la desregulación de los mercados han formado parte del pensamiento único asumido por todos los gobiernos occidentales y los grandes partidos conservadores y social-liberales. Ahora podrán decir misa, pero el proyecto de Constitución Europea y la Directiva Bolkestein están ahí para dar testimonio de una época, ya veremos si enterrada o no. Por tanto, la crisis del neoliberalismo es la crisis del capitalismo.

Lo relevante es saber distinguir si se trata de una crisis del capitalismo o directamente de su fase terminal. A esta última tesis se apunta Immanuel Wallerstein, que ve la confluencia del fin de un ciclo, manifestado en la quiebra del modelo especulativo de los últimos treinta años, con un periodo de transición histórica similar al derrumbe del feudalismo en Europa, y así entiende que el capitalismo ya no consigue “hacer sistema” y se acaba.

Más comúnmente aceptada es la interpretación de la crisis del neoliberalismo como el paso previo a una mutación del capitalismo -su “refundación”, en palabras de Sarkozy-. Así, al igual que se pasó del capitalismo mercantil al industrial, y del industrial al financiero, ahora se trataría de corregir los excesos de la desregulación y dar a luz un nuevo capitalismo con controles internacionales en un nuevo orden mundial multipolar.

Pero hay otra forma de ver la crisis, no como un final, sino como una continuación del neoliberalismo. En este sentido, Vicenç Navarro recuerda que la intervención gubernamental a favor de los grandes poderes económicos y financieros ha sido una realidad creciente desde la época de Reagan, y que el discurso ultraliberal sobre la reducción de impuestos y el gasto público sólo se ha aplicado a las políticas sociales y redistributivas. Así, la nacionalización de bancos y la inyección de dinero público en el sistema financiero, más allá de hacer manifiestas las incoherencias ideológicas, no suponen ninguna alteración del proyecto neoliberal, pues siguen prescribiéndose las mismas recetas de flexibilidad laboral, contención salarial, reducción del gasto social y privatización de los servicios públicos e incluso de la Seguridad Social.

No me veo yo autorizado para pontificar sobre estos asuntos, pero sigo desconfiando de la autodestrucción de un sistema que genera tan colosales beneficios para los detentadores del poder económico -y por extensión, militar y político- sin un enemigo real que le haga frente, pues el socialismo del siglo XXI sigue siendo una esperanza bañada en petróleo, y del XX sólo queda la pobre y resistente Cuba, ya que la plusvalía extraída por el aparato empresarial estatal a los trabajadores de China actúa como palanca impulsora de la liberalización del comercio mundial y por ende de la aplicación en los países capitalistas de un programa neoliberal todavía incompleto.

¿Quiere decir eso que hemos de asumir el “fin de la historia”? Ni mucho menos, pues la actual crisis multifactorial -de sobreproducción, financiera, alimentaria, energética, ecológica…- demuestra que el capitalismo es un gigante con los pies de barro. Pero mientras no seamos capaces de hacerle frente seguirá arrastrando en su caída libre el futuro de millones de personas y del planeta entero. Así que no nos conformemos con asistir de testigos al coma etílico de unos mercados bursátiles y financieros que van a ser reanimados con transfusiones de nuestra sangre. Pongamos en marcha alternativas creíbles y solventes capaces de movilizar a la población trabajadora para cambiar el orden económico y social.

Tenemos claro qué es “lo viejo que no acaba de morir”, pero queda mucho trabajo por delante para construir “lo nuevo que no acaba de nacer”

3 comentarios:

Jesús Moreno Abad dijo...

Muy interesante su artículo y su blog. Enhorabuena.

Yo, ante este momento histórico, lo que no encuentro es una respuesta de la izquierda ni a escala mundial ni nacional. Realmente parece que la izquierda se volvió tan posibilista que, ahora que se necesita una alternativa, no la tiene. Parece que no sepa vivir si no es en contra del sistema capitalista, parece que necesite de su existencia. En fin, no veo ideas ni referentes ahora que las condiciones objetivas para la transformación llegan.

Un saludo.

huaycama dijo...

La superpotencia de Roma callo,porque no las actuales,desde Argentina -Catamarca- un pueblo que sabe de caos economicos y institucionales, pregunto los Hombres de buena boluntad donde estan que cada uno desde su idiologia no responde al llamado de de la vida, Dios creo al hombre para ser libre y vivir en PAZ,no para pelear, acaso la izquierda no nesecita de la derecha para ser izquierda o el hombre del hombre para ser hombre.......... de que hablamos cuano hablamos de idiologia ............. ? seras lo que debas ser o no seras nadie ...

huaycama dijo...

La superpotencia de Roma callo,porque no las actuales,desde Argentina -Catamarca- un pueblo que sabe de caos economicos y institucionales, pregunto los Hombres de buena boluntad donde estan que cada uno desde su idiologia no responde al llamado de de la vida, Dios creo al hombre para ser libre y vivir en PAZ,no para pelear, acaso la izquierda no nesecita de la derecha para ser izquierda o el hombre del hombre para ser hombre.......... de que hablamos cuano hablamos de idiologia ............. ? seras lo que debas ser o no seras nadie ...