martes, 18 de agosto de 2009

Descompresión















Con un día de playa ha concluido mi mes de vacaciones. Dentro de unas horas vuelvo a madrugar para ir al curro.





Han sido unas vacaciones familiares en Navajas, un pequeño pueblo de la provincia de Castellón lleno de fuentes y de senderos. Atrás quedan los buenos tiempos de la mochila a la espalda recorriendo Europa o los lugares más recónditos de la Argentina. O simplemente saliendo cada noche sin más preocupación que pasármelo bien. Las vacaciones de padre son otra cosa. Más tranquilidad pero menos descanso, y la emoción en los pequeños avatares de la corta vida de mis hijos: Júlia nadando sola en la piscina grande con sólo tres años, Miquel entusiasmado en el columpio…

También he tenido tiempo para leer varias novelas y algún ensayo, recibir la visita de amigos (Javi y Mercedes desde Granada; Tony desde Oregon–USA) que se quedaron unos días con nosotros, pasar un día de paella y alcohol con mis camaradas economistas, una cena y la posterior tertulia hasta la madrugada con los compas del Nautilus (Aurora, recorda que m’has d’enviar una coseta), un fin de semana de museos, teatros y restaurantes en Madrid… Esas pequeñas cosas que le hacen a uno sentirse de vacaciones, es decir, feliz. A ello también ayuda una buena inversión, como la compra de los billetes de avión para una escapada a Marruecos en octubre.

En cualquier caso, lo más necesario para mi era desconectar del ritmo frenético al que venía llevando mi triple jornada: la laboral, la familiar y la política. Los últimos meses del curso han sido muy intensos, con varias negociaciones sindicales importantes en liza y el encadenamiento de la Asamblea de EUPV con las elecciones europeas. Necesitaba descansar para coger aire y seguir esprintando, pues queda por delante mucha tralla.

A partir de mañana, vuelvo al tajo.

2 comentarios:

Javi dijo...

"Las vacaciones de padre son otra cosa. Más tranquilidad pero menos descanso"

¡Hombre, no sé yo lo que descansarías en un viaje por la Argentina! Y seguro que en los viajes por Europa no volvías al hostal precisamente a las 10...

Haz memoria: volvías de esos viajes echo mierda, tiradísimo.

Que sí, que enseñar a nada a un hijo también cansa...¡pero no da resaca! ;-)

¡Recibe un cordial saludo, que tengas una feliz vuelta al curro!

Ignacio Blanco dijo...

@Javi: Ya lo probarás, ya lo probarás...